Rídiculo, bochornoso, lamentable, así fue la “pelea” entre Mike Tyson y Jake Paul y peor aun que los organizadores lograron que fuera una pelea fuera sancionada como profesional. Y las cosas como son, no tuvo nada de profesional.
Así los espectadores esperabamos a dos púgiles de verdad que fueran a por la victoria, pero no fue así. No bailaron, no boxearon, no se movieron. No hubo acción real. Golpes al aire y alguno que otro certero de Paul para justificar una triste victoria por decisión unánime. Incluso a rato parecía que ya no quería tocar a Mike Tyson que jadeaban, no se movía y terminar los últimos rounds fueron su mayor éxito. Boqueaba. No golpeaba. Triste espectáculo.
Lo más increíble, es que este combate de exhibición computará para el récord de ambos púgiles. Si alguien pensaba que se iba a teletransportar a los 80, estaba muy equivocado. Eso sí. Netflix y los organizadores se llevaron carretadas de millones de dólares.
El denominado ‘Iron Mike’, a sus 58 años, se tuvo que contener desde el primer asalto para lograr alargar el combate. Llegó un punto en el que incluso decidió no sacar los puños por si acaso, o tiraba golpes al aire a Jake Paul y así Tyson perdía el equilibrio.
Eso sí, ambos se embolsarán una millonada, especialmente Jake Paul como promotor del evento. Solo las tablas que tiene Mike Tyson logró salvar el encuentro, el show pues, porque boxeo nunca hubo. No llegó.
Quien fuera conocido como ‘El hombre más malo del planeta’ y excampeón del mundo permitió que su rival llevara el peso de la acción para que a larga saliera victorioso. La versión oficial dicta que ‘The Problem Child’ perdonó la vida al viejo púgil, que le hizo un favor de no humillarlo, pero por suerte para el joven de 27 años, el maestro no interpretó muy bien su papel. En lo que respecta a Paul, seguirá organizando peleas prefabricadas.Circo y nada de boxeo.