jueves, junio 19, 2025
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F1: La Película, más allá del show y lo deportivo ¿Qué esperar los fans y no tan fans?

Llega el estreno de la ‘F1: La película’ este 27 de junio en cines, una película de Joseph Kosinski. que ha sido director de Oblivion, Top Gun: Maverick, TRON: Legacy, Twisters entre otras y hace lo que parecía imposible: filmar la Fórmula 1 desde dentro y al mismo tiempo construir un relato emocional sobre segundas oportunidades, presión competitiva y legado deportivo. Y habrá decir que en gran medida, consigue llevarnos al mundo de la Fórmula 1, seas o no fan del máximo circuito del automovilismo.

La película protagonizada por Brad Pitt y Damson Idris, se rodó en plena temporada del 2024. Y presume, con mucha razón, de un acceso sin precedentes al paddock de Fórmula 1. En la trama el equipo APX GP, un equipo ficticio de la F1 intenta abrirse camino entre los mejores de la parrilla. Y ahí es donde entra la figura de Sonny Hayes –Pitt–, un veterano que se retiró tras un suceso muy traumático, y que ahora recibe una segunda oportunidad con la escudería comandada por el personaje interpretado por Javier Bardem.

La misión de Hayes es doble: volver a competir al máximo nivel y ayudar a formar a Joshua Pearce –el actor Damson Idris–, un joven con talento desbordante pero con mucho que aprender sobre el trabajo en equipo, la presión y la cabeza fría.

A partir de ahí, se construye una narrativa que mezcla ficción con realidad: la historia se entrelaza con las carreras auténticas del Mundial, rodadas en pista real con coches adaptados, lo que proporciona una autenticidad pocas veces vista en pantalla. La promesa era que se vería y se sentiría como F1 de verdad, y esa promesa hay que decirlo, sí se cumple.

Pero por otro lado, la ‘F1: La película’ ofrece algunas de las secuencias de automovilismo más logradas, nunca antes filmadas. No sólo se han limitado al efectismo de las persecuciones o al montaje frenético, sino que apuestan por la inmersión: el espectador siente la inestabilidad del coche o la tensión que se vive en los escasos tres segundos que dura una parada en boxes.

Esa inmersión, inédita en el cine de ficción sobre F1, no es un truco técnico. Es el resultado de filmar en circuito real, con coches adaptados para cámaras de gran formato, y de renunciar a los efectos digitales cuando se puede rodar en condiciones auténticas. El compromiso con el realismo se agradece. Rebote, desgaste de los neumáticos, la vibración del coche… todo eso está presente.

Y sí, hay detalles de F1 real: se habla de estrategias, de neumáticos, de posiciones en parrilla, incluso de dinámicas de equipo. A diferencia de otras adaptaciones, aquí la Fórmula 1 no es sólo un decorado: es el argumento principal. No hay demasiado guion más allá de lo que de verdad vinieron a contar. Incluso, en ocasiones, los diálogos, tramas y relaciones sentimentales se sienten ligeramente superficiales. Se queda en el plano deportivo, pero sólo insinúa algunas cuestiones básicas de la trama personal de los personajes. ¿Es un punto negativo? No necesariamente.

El planteamiento es clásico: el veterano –Hayes– que busca redención, el aprendiz –Pearce– que necesita madurar y el equipo modesto que quiere irrumpir en la élite. Hasta ahí, bien. Tal vez el problema es que el guion no se atreve a desviarse del camino más previsible.

A los personajes les falta más construcción de los mismos. Hayes tiene el carisma cansado de quien ya lo ha vivido todo, pero no hay un verdadero conflicto interno, más allá de frases vagas sobre el miedo y la responsabilidad. Pearce, por su parte, oscila entre el atrevimiento propio de la juventud, y un desarrollo del personaje ¿poco creíble? viendo la evolución entre otros pilotos. La relación entre ambos, que debería ser el eje emocional del film, carece de tensión real, aunque sí de intención. Todo está demasiado contenido, demasiado pulido.

Los tres puntos a destacar

Lo que más nos interesa –ver una carrera de F1 real en la pantalla de un cine– está presente. Ese es el principal punto a favor. Así que la experiencia es mucho más inmersiva que en otras ocasiones. Ahí es donde se ve y se nota que, en efecto, han puesto mucho empeño en demostrar y destacar que han tenido la oportunidad de ‘luchar’ en pista con pilotos de la competición.

Y eso enlaza con el segundo punto a destacar de la película: son imágenes reales. Todas esas apariciones de Brad Pitt y el resto del elenco en la pista, compartiendo espacio con los pilotos, queda demostrado y bien esbozado en la película. Da una imagen diferente y es capaz de rellenar las dos horas y media de película. Hay cameos de varios pilotos que, sin lugar a dudas, sacarán una sonrisa al espectador.

Es curioso ver a los pilotos como parte fundamental del elenco. Son extras. Ni siquiera hablan. Pero su presencia lo hace todo más real. Aunque también es muy curioso ver el cambio físico en algunos de ellos, como Max Verstappen por ejemplo. Hay que entender que algunas escenas se grabaron también en 2023. También aparecen Checo Pérez, Fernando Alonso y Carlos Sainz vestido, claro, con la ropa de Ferrari.

Hay emoción. Mucha, de hecho. Te hace estar inquieto en más de una ocasión, y eso es positivo: quieres saber cómo va a acabar la carrera o el campeonato. Qué va a pasar. Y eso unido a lo imprevisible que es la Fórmula 1, es un plus sin lugar a dudas. Es como estar viendo una carrera pero en la pantalla de un cine, de preferencia IMAX con pantalla extragrande y un sonido tremendamente envolvente.

Tres puntos negativos

Es muy ‘Drive to Survive’ en varios momentos. Algunas tramas carecen de sentido real. No deja de ser ficción, pero hay ciertas acciones en pista o fuera de ella, en el garaje, que se alejan de la vida cotidiana de un piloto. Pero era algo esperado: es una película, no un documental sobre nadie en concreto.

Tramas incompletas: hay muchas imágenes en pista. Ninguna repetitiva y todas en contextos diferentes, por lo que la película es dinámica en ese sentido. Pero más allá de lo que se vive en el garaje, o en el coche, no hay trama. O se queda incompleta e incluso a veces deja ganas de un poco más. Pero claro, ya nos iríamos a las casi tres horas de película si eso ocurriera…

Personajes cliché: esto nos lo esperábamos. Al final, la trama carece de importancia vital en el momento en el que hay un coche de Fórmula 1. Ese es el verdadero protagonista de la ficción. Sin embargo, se llena de ‘clichés’ típicos de las películas con tramas deportivas.

Entonces en resúmen ¿Qué esperamos?

Quizás para los más ‘puristas’ de la F1, no se vea demasiado reflejado el espíritu de la competición. Podrán verla, tal vez, incompleta o demasiado ‘Hollywood’. Pero merece la pena ir a verla. Ver los coches en pantalla grande, con ese sonido y esas cámaras especiales que lo hacen todo más espectacular.

¿Es una película que cambiará el mundo? Probablemente no. ¿Enganchará a la F1 a aquellos a quienes no les gusta o no les atrae la competición? Quizás tampoco. Pero hace amenas las dos horas y media de duración. Se disfrutan, en definitiva, como una carrera normal. Así que supongo que sí, ha llegado para quedarse. Así que si eres fan o no lo eres, la película te gustará y consejo, por favor veela en su idioma original, en inglés.

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