El actor Leonardo DiCaprio presentó en México su más reciente película, Una batalla tras otra, una sátira crítica que pone bajo la lupa las políticas migratorias de Estados Unidos bajo la administración de Donald Trump, aunque el propio intérprete insiste en que la cinta “no tiene agenda política”.
“Lo que más me gusta es lo revolucionario del personaje y su responsabilidad como padre, que no es tradicional”, señaló el actor de 50 años, quien da vida a Bob Ferguson, un artificiero radical retirado que enfrenta el regreso de antiguos enemigos en un país dividido.
Vestido de manera sencilla y alejado de la imagen glamorosa que lo caracteriza en filmes como El gran Gatsby o El lobo de Wall Street, DiCaprio convivió con sus seguidores latinoamericanos, quienes lo recibieron con euforia.
La cinta, dirigida por Paul Thomas Anderson y con un presupuesto de 140 millones de dólares, adapta la novela Vineland (1990) de Thomas Pynchon. La historia se sitúa en un presente marcado por las deportaciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), retratando la persecución de grupos radicales que en los años 70 defendieron a comunidades afroamericanas y migrantes.
En la producción también participan Benicio del Toro, Sean Penn y Regina Hall. Del Toro, quien comparte diálogos en español con DiCaprio, destacó que se trata de “una montaña rusa de calor humano en la que, al final, el amor vence y triunfa”.
Uno de los ejes centrales de la película es la relación entre Ferguson y su hija, interpretada por la debutante Chase Infiniti, considerada la gran revelación del proyecto.
Para Anderson, de 55 años, la cinta es “una película optimista sobre la cooperación y cómo se comunican las personas en la actualidad”.
Una batalla tras otra llegará a las salas de cine el próximo 25 de septiembre, con estreno internacional en un clima cargado de tensiones políticas y sociales, pero también con un mensaje de esperanza y amor como fuerza transformadora.
