Es reconocido en todo el mundo hispano como poeta, cantautor y escritor este afamado Español con extensa trayectoria profesional destaca por entonar sus temas dentro de los géneros pop, trova, rock y música folk.Es uno de los cantautores más significativos de la historia del pop Español con su estilo de poeta urbano, muchas de sus canciones forman parte de la memoria colectiva Española.
Qué metamorfosis tan extraña sucede cuando Joaquín Sabina toma la guitarra y canta, a sus 74 años, con su voz de lija, dándole al silencio una forma tan rústica, como si fuera la madera de una barra de cantina que ha escuchado demasiadas historias. De pronto —así, de golpe—, su frágil figura se transforma y rejuvenece, mientras que al ritmo de sus acordes todo en el ambiente adquiere una temperatura seductoramente cálida, íntima.
De esa transformación, que es un tanto inexplicable, no sólo por su edad, sino por los constantes embates del cuerpo, fue testigo el público que asistió a la primera de las cuatro funciones que el errante Español ofrecerá en el Auditorio Nacional este 2023, como parte de su gira “Contra todo pronóstico”.Sin tantos preámbulos, la noche del pasado viernes comenzó con la canción “Cuando era más joven”, de su cuarto álbum “Juez y parte” (1985), que entre sus líneas, evoca su loca juventud, cuando “mañana era nunca y nunca llegaba pasado mañana”.
Mientras, en el escenario se proyectaba la misma una foto del joven Sabina, con una barba poblada y el cabello largo, repetida de colores, como una obra de Andy Warhol.“Hoy para mí tiene un sabor especial, primero, porque yo entré a América por este lugar, México.
Quiero pedir toda clase de perdones a la gente de Puebla, porque el otro día les fallé; la culpa la tuvo la ‘Venganza de Moctezuma’, que me revolvió el estómago y me secó la garganta”, fueron las primeras palabras del cantautor, quien canceló su evento en Auditorio Metropolitano de Puebla, programado para el 25 de octubre pasado.“También quiero mandar un abrazo, absolutamente cómplice y solidario, a la gente de Acapulco que está sufriendo.
Desde aquella primera vez, he tenido un camino largo en América, pero si digo exactamente la verdad, tengo que decir que ningún otro país se ha medito tanto en mis canciones como México”, agradeció el músico.Luego, se arrancó a tocar “Sintiéndolo mucho”, “Lo niego todo”, “Mentiras piadosas” y “Lagrimas de mármol”, esta última fuertemente coreada: “Superviviente, sí, ¡maldita sea!/ Nunca me cansaré de celebrarlo”.
Canciones que contagiaron al público de una especie de eufórica melancolía en este punto el compositor y también poeta, dio una muestra de su lirismo, en versos endecasílabos: “[…] Otra vez renovando el diccionario/ de rimas, a la busca del tesoro/, plagiándome a mí mismo como un loro/ haciendo habitual lo extraordinario […]”.Y aprovechó para extender varios agradecimientos a sus hijas presentes, al cantautor Leiva quien ha colaborado con Sabina en sus últimas composiciones y con especial afecto a la escritora Ángeles Mastretta que estaba en el público.
Después, dijo “vamos a ponernos un poco mas roqueros” y siguió con “Cuando aprieta el frío”, canción de añoranza por el ser amado; para luego ponerse bien mexicano con la canción “Por el boulevar de los sueños rotos”, la cual, recordó, “le escribí a Chavela Vargas y pude cantársela”, y advirtió que entonaría “no para llorar sino para celebrar su vida”.Con el pasar del setlist, que contempló más de 20 canciones, Sabina por momentos se veía cansado, y se apoyaba del telepromter para cantar, pero el público y su equipo de músicos —a los cuales presentó con una gran originalidad, como quien cuenta una historia— lo apoyaron en todo momento.
En un par de descansos para Sabina, fueron ellos los que se encargaron de tocar canciones cómo “El caso de la rubia platino”, “La canción más hermosa del mundo” y “Yo quiero ser una chica Almodóvar”, esta última interpretada por la corista Mara Baros.La noche continuó con canciones clásicas y muy aplaudidas: “Y sin embargo”, “19 días y 500 noches”, “Peces de la ciudad”, “Princesa” y “Contigo”.
Luego vino la fiesta mexicana, con papel picado en las pantallas y los colores patrios al son de las rancheras “Noches de boda”, así como “Y nos dieron las diez”.El cierre fue bastante colorido, con visuales que evocaban a leones y personajes clásicos de los circos, al ritmo de la canción “Pastillas para no soñar”, la cual da consejos muy buenos para “las buenas conciencias”, entre ellos la pícara y lapidaria advertencia “Si lo que quieres es cumplir cien años/ No vivas como vivo yo” así, Sabina lo volvió a hacer, le cantó a muerte al Coloso de Reforma, y apenas levantándose de ese fiel Rocinante que fue su silla, resultó airoso, ante un público fiel y extremadamente entregado que gritaba el nombre del músico.
Con información del Heraldo de México