El piloto argentino Franco Colapinto volvió a vivir una jornada frustrante en la Fórmula 1, esta vez en el Gran Premio de Hungría, 14ª fecha del calendario 2025. Dos fallidas paradas en boxes arruinaron sus posibilidades de escalar posiciones, en una carrera que había comenzado de manera prometedora tras una sólida clasificación el sábado
Colapinto largó desde la 14ª posición, pero perdió terreno en la curva 2 del primer giro, donde una salida leve de pista lo relegó hasta el 18º lugar. A partir de allí, su remontada se vio condicionada por errores operativos en ambos pitstops.
La primera detención se produjo al término de la vuelta 13, cuando el argentino cambió los neumáticos medios por duros. Sin embargo, la maniobra demoró 11 segundos, muy por encima de los habituales 2 a 3 segundos que se consideran normales en la categoría.
La segunda parada, en la vuelta 36, también fue lenta, con una duración de 7 segundos al reemplazar los neumáticos duros por otro juego del mismo compuesto. En contraste, su compañero de equipo Pierre Gasly realizó su única detención en apenas 2.5 segundos.
Frente a este escenario, el equipo Alpine confirmó que ya se encuentra realizando una investigación interna para esclarecer las causas de las demoras. Según fuentes del equipo, una falla en el sistema de software podría haber impedido liberar el monoplaza tras completar el cambio de neumáticos.
En particular, se sospecha que la pistola neumática utilizada en la rueda trasera izquierda no registró correctamente que el procedimiento había finalizado, lo que impidió que el semáforo diera luz verde para continuar. La normativa de la F1 exige que se cumpla una secuencia precisa y segura antes de permitir que el auto vuelva a pista.
“Estamos revisando todos los datos relacionados con ambas paradas. No podemos permitir que este tipo de situaciones se repitan”, aseguraron desde el equipo, que se comprometió a implementar correcciones antes del próximo Gran Premio, en Países Bajos a fines de agosto.
Frustración de Colapinto: “¡La puta madre!”
La frustración de Colapinto no tardó en quedar expuesta en la radio del equipo. Al notar la demora en su primera detención, el piloto exclamó: “¡Mi Dios!”. La escena se repitió en la segunda parada, con un grito más elocuente: “¡La puta madre!”. Su ingeniero, Stuart Barlow, intentó contenerlo con un mensaje conciliador: “Perdón por eso, mantengamos la cabeza”.
En redes sociales, muchos fanáticos no tardaron en expresar su indignación, pidiendo incluso cambios en el plantel de ingenieros y mecánicos encargados del box de Colapinto. “No tienen espíritu competitivo”, fue uno de los comentarios más repetidos, en alusión a la aparente desorganización interna del equipo.
El resultado final: Colapinto cerró la carrera en la última posición entre los autos que completaron el total de vueltas, en una jornada que evidenció nuevamente las limitaciones operativas de Alpine, más allá del talento del piloto argentino.
“Una carrera para el olvido”, sentenció el piloto en la rueda de prensa.
Fanco Colapinto perdió su sonrisa del pasado y tiene una cara de preocupación. “Fuimos un desastre, cometimos muchos errores y perdimos mucho tiempo”, dijo Franco en rueda de prensa.
“Tuve como ocho banderas azules porque me pasaron dos veces los mismos. Me van a venir bien las vacaciones para descansar un poco. Había varias estrategias y no fue una buena carrera en general”, cerró en los breves minutos que tomó contacto con los medios.
Después del GP de Hungría, la Fórmula 1 entró en el receso del verano europeo y se reanudará en el último fin de semana de agosto en Países Bajos.
