jueves, febrero 20, 2025
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Asteroide con dirección a la Tierra, podría impactar a la Luna

El asteroide 2024 YR4, descubierto en diciembre por un telescopio en Chile, se ha convertido en uno de los temas astronómicos más relevantes de las últimas semanas. Y no es de extrañar: las probabilidades de que choque contra la Tierra el 22 de diciembre de 2032, según datos de la NASA consultados este 17 de febrero, están alrededor del 2,2 %, o sea, 1 entre 45 probabilidades de impacto con la Tierra, un aumento significativo desde el 1,2 % inicial.

Aunque los expertos coinciden en que el riesgo global sigue siendo bajo y que, con una mayor observación, la posibilidad de impacto podría llegar a reducirse a cero, aseguran que la amenaza debe tomarse en serio, por lo que en las últimas semanas se ha activado, entre otros, la red mundial de centros dedicados a la protección planetaria.

Posible impacto lunar: un giro inesperado

Ahora, en un giro inesperado, los científicos han revelado que el asteroide podría, en un escenario remoto, pero estadísticamente posible, terminar impactando contra la Luna en lugar de la Tierra. Según los cálculos orbitales realizados por David Rankin, ingeniero de operaciones del Catalina Sky Survey de la Universidad de Arizona, existe un 0,3 % de probabilidad de que esto ocurra.

El asteroide, que viaja a una velocidad de 48.000 kilómetros por hora, mide aproximadamente 55 metros de diámetro, lo que, según los medios de comunicación, es comparable al Castillo de Cenicienta de Walt Disney World y tan largo como la altura de la Torre Inclinada de Pisa. Aunque no supone una amenaza para la civilización humana en su conjunto, un impacto directo con la Tierra podría ser localmente devastador, liberando una energía equivalente a más de 500 veces la bomba de Hiroshima.

De acuerdo con las simulaciones realizadas por el astrónomo aficionado Tony Dunn, el corredor de riesgo de impacto atraviesa varias grandes urbes, incluyendo Bogotá (Colombia), Lagos (Nigeria) y Mumbai (India).

¿Y si golpea la Luna?

En este escenario, el impacto crearía un nuevo cráter de hasta 2 kilómetros de diámetro, según reportó New Scientist. “Estaríamos bastante seguros en la Tierra”, aseguró Gareth Collins, profesor de ciencias planetarias del Imperial College de Londres, quien explica que cualquier material expulsado se quemaría en nuestra atmósfera.

El espectáculo, sin embargo, podría ser memorable. Según algunos expertos del Observatorio Northolt Branch en Londres, el impacto lunar podría generar un destello más brillante que la luna llena, por lo que sería visible a simple vista desde la Tierra. La zona de posible impacto se extendería desde el sur del Mare Crisium hasta el cráter Tycho, todos en la cara visible de la Luna.

Webb y la NASA: observación y seguimiento del asteroide

Para obtener datos más precisos sobre este objeto espacial, se ha concedido tiempo de emergencia en el telescopio espacial James Webb, que observará el asteroide en marzo antes de que desaparezca de nuestra vista hasta 2028. Hasta ahora, las observaciones se han realizado únicamente con telescopios terrestres, midiendo la luz reflejada por el asteroide, un método menos preciso que las mediciones de calor que realizará el Webb.

“No tienes que preocuparte por nada. Es una curiosidad”, tranquiliza Larry Denneau, ingeniero senior de software del sistema de alerta de impacto de asteroides de la Universidad de Hawái, quien fue el primero en avistar el asteroide. En la misma línea, Paul Chodas, director del Centro de Estudios de Objetos Cercanos a la Tierra de la NASA, insiste en que es normal que la probabilidad fluctúe al principio y que lo más probable sea que disminuya con mejores datos de observación.

Esta imagen facilitada por el sistema de alerta de impacto de asteroides de la Universidad de Hawai muestra el movimiento del asteroide 2024 YR4 durante aproximadamente una hora.

Defensa planetaria: experiencia y preparación

De hecho, existe un 97.8 % de probabilidad de que el asteroide no impacte contra la Tierra, y los científicos esperan que el riesgo se reduzca a cero a medida que se recopilen más datos. La historia respalda este optimismo: en 2021, por ejemplo, la NASA descartó la posibilidad de impacto del asteroide Apophis en 2068 tras nuevas observaciones.

Y si el peor de los casos llega a ocurrir y el asteroide se dirigiese a la Tierra, podemos estar tranquilos: la NASA ya demostró su capacidad para modificar trayectorias de asteroides con la exitosa misión DART en 2022, que logró alterar la órbita de un asteroide en la primera prueba de defensa planetaria de su tipo.

Por ahora, el 2024 YR4 representa más una curiosidad astronómica que una amenaza real, aunque si la Luna terminara siendo su destino final, la humanidad podría ser testigo de un espectáculo cósmico sin precedentes.

Con información de la NASA, New Scientist, Live Science, AP y DW

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