En 2014, satélites Estadounidenses registraron el impacto contra la Tierra de un objeto extremadamente raro y de rápido movimiento, que entró en el cielo cerca de Papúa Nueva Guinea. Ahora, el astrofísico cazador de ovnis Avi Loeb cree que él y su equipo pueden haber recuperado diminutos fragmentos del visitante interestelar, apodado IM1 –que medía poco menos de medio metro,del fondo del océano Pacífico.Según los científicos, en su expedición, que comenzó el 14 de junio, ya han encontrado esférulas magnéticas «anómalas», fragmentos de acero, curiosos cables y montones de ceniza volcánica, utilizando un trineo magnético submarino, pero por el momento no ha identificado nada que sea inequívocamente extraterrestre o interestelar.
Loeb cree firmemente que IM1 procede más allá de nuestro propio Sistema Solar. Esto se debe a la impresionante velocidad a la que impactó contra nuestros océanos: según los registros, IM1 se estrelló a una velocidad asombrosa de 162.000 kilómetros por hora. El Departamento de Defensa de Estados Unidos posteriormente confirmó su ubicación y sugirió su posible procedencia interestelar.
Controvertidas teorías sobre el objeto interestelar ‘Oumuamua y IM1
En el pasado, Loeb, que es profesor de Ciencias en la Universidad de Harvard, se ha hecho un nombre por su búsqueda de artefactos que podrían pertenecer a una civilización extraterrestre y por sus controvertidas teorías sobre el objeto interestelar ‘Oumuamua, que pasó volando junto a la Tierra en octubre de 2017. Del mismo modo, Loeb llamó la atención por su teoría sobre el IM1: Loeb sostiene que el meteorito podría ser un artefacto o «tecnosignatura» o tecnomarcador de una civilización alienígena, algo que ha causado gran escepticismo en la comunidad científica.Sin embargo, lo cierto es que, más allá de la extravagancia de sus teorías, si Loeb consigue establecer que el objeto es sin duda interestelar, podría pasar de ser un outsider a una estrella de la ciencia.
Avi Loeb: «Aprender sobre otras civilizaciones tecnológicas del cosmos»
«Ésta ha sido la experiencia más emocionante de mi carrera científica», declaró Loeb a Vice desde el buque de la expedición, llamado Silver Star. «Refleja una oportunidad única de aprender sobre otras civilizaciones tecnológicas del cosmos estudiando el océano Pacífico».»Hay un zumbido periódico de la nave Silver Star cuando recuperamos el trineo», dijo. «Al estar frente al océano y esperar las tecnosignaturas del trineo, este sonido parece un redoble de tambor dramático», agregó.