Lo que hoy damos por sentado —los dedos de manos y pies— tiene un origen mucho más extraño de lo que imaginábamos. Un estudio internacional publicado en la revista Nature reveló que no surgieron de cero ni directamente de las aletas de los peces, como se pensaba, sino de una región genética que antes servía para formar la cloaca, un órgano en el que confluyen el sistema digestivo, excretor y reproductor de los peces.
El equipo de científicos de Suiza, Francia y Estados Unidos llegó a esta conclusión tras comparar genomas de peces y ratones con ayuda de la tecnología CRISPR, que permite editar y analizar el ADN. Descubrieron que el gen Hox13, activo en la cloaca de los peces, fue “reciclado” por la evolución para dar forma a los dedos en los vertebrados terrestres.
“En lugar de crear un nuevo mecanismo, la naturaleza aprovechó uno que ya existía”, explicó Denis Duboule, profesor de la Universidad de Ginebra y líder del estudio.
Este hallazgo cambia la forma en que entendemos la transición del agua a la tierra hace unos 380 millones de años y muestra cómo la evolución reutiliza piezas antiguas para generar innovaciones en nuevas especies.
En otras palabras, cada vez que miramos nuestras manos y pies estamos viendo el resultado de un reciclaje biológico con millones de años de historia.