Una noche para la eternidad. Los Ángeles Dodgers escribieron una nueva página dorada en la historia del béisbol al coronarse campeones de las Series Mundiales 2025, tras vencer 5-4 a los Toronto Blue Jays en un infartante séptimo partido que se definió en la undécima entrada.
Con este triunfo, los Dodgers no solo revalidan el título obtenido en 2024, sino que se convierten en el primer equipo en 25 años en conquistar dos campeonatos consecutivos, algo que no se veía desde los Yankees de Nueva York (1999-2000).
El Rogers Centre de Toronto fue testigo de una final de película: drama, remontada, polémica y un héroe inesperado. Porque, contra todos los pronósticos, el salvador no fue Shohei Ohtani, el ícono global y jugador mejor pagado del planeta, sino Will Smith, el catcher estrella que regresó de una lesión para conectar el home run decisivo en la undécima entrada y desatar la locura angelina.
Pero la noche también tuvo dueño desde el montículo: Yoshinobu Yamamoto, el pitcher japonés que desafió la lógica física y el agotamiento. Apenas 24 horas después de lanzar en el sexto juego, Yamamoto volvió a subirse al montículo y cerró las últimas 2 ⅔ entradas sin permitir carrera, sellando la gesta y ganándose el título de MVP de las Series Mundiales.
“Yamamoto es el GOAT, el más grande de todos los tiempos”, declaró emocionado el manager Dave Roberts tras la victoria.
El partido fue un reflejo de toda la serie: Los Dodgers sufrieron, resistieron y renacieron. Comenzaron perdiendo 3-0, empataron con un cuadrangular de Miguel Rojas, y en la entrada final lograron la hazaña con un batazo que ya es leyenda.

Con esta victoria, Los Ángeles Dodgers consolidan una era de dominio absoluto: tres títulos en seis años (2020, 2024 y 2025) y una plantilla valuada en más de 400 millones de dólares, liderada por estrellas globales como Ohtani, Mookie Betts y Max Muncy.
Del otro lado, Toronto queda con la amargura de haber estado a un paso de romper una sequía de 32 años sin campeonato. Su estrella, Vladimir Guerrero Jr., lo dio todo, pero el destino —y Yamamoto— tenían otros planes.
Lo que parecía imposible se volvió realidad: los Dodgers son oficialmente la nueva dinastía del béisbol estadounidense.












