La Agencia Espacial Europea (ESA, por sus siglas en inglés) reveló este miércoles 28 de febrero de 24 nuevas imágenes capturadas por la sonda Mars Express, donde se puede apreciar que las vastas dunas de arena situadas en el polo norte de Marte están en parte cubiertas con capas de hielo polvoriento.
El territorio que rodea el polo norte de Marte, conocido como Planum Boreum, está cubierto con variadas capas de polvo fino y hielo de agua con diversos espesores, las cuales se extienden a lo largo de unos 1.000 kilómetros, algo así como la anchura de Francia o de España.
Las capas de esta zona son relevantes para la astronomía porque entregan una información valiosa para comprender mejor la historia del planeta rojo y cómo ha cambiado su clima o cómo se han ido formando estos relieves mezclados con polvo, escarcha y hielo.
Acantilados de 20 kilómetros de ancho
De acuerdo al comunicado publicado por la ESA, durante el invierno marciano las capas están cubiertas con una delgada capa de hielo seco (o hielo de dióxido de carbono). Esta capa helada desaparece completamente cuando las temperaturas aumentan en el verano de Marte.
Otra de las imágenes compartidas por la agencia espacial muestra el inicio de la vasta región arenosa, la cual muestra unos 150 kilómetros. El aspecto rugoso y turbulento contrasta con el territorio liso que tiene en las cercanías y que se encuentra más elevado, con acantilados de unos 20 kilómetros de ancho.
“La gran escala de estos acantilados queda patente en las sombras oscuras que proyectan sobre la superficie: sus paredes escarpadas y heladas se elevan hasta un kilómetro de altura”, señala el reporte.
Esta zona prácticamente pristina no tiene signos de erosión probablemente porque no ha recibido el impacto de rocas o fragmentos espaciales, lo que “indica que la superficie es muy joven y que probablemente rejuvenece cada año”.
Imágenes de la superficie marciana
La misión del Mars Express lleva orbitando alrededor del planeta rojo desde 2003. Gracias a sus herramientas, la sonda es capaz de capturar imágenes de la superficie de Marte, cartografiar sus minerales, identificar su composición, sondear la corteza y otros fenómenos observables.
Las fotografías obtenidas han permitido observar cráteres, causes fluviales, fallas tectónicas o antiguas piscinas de lava, entre otras cosas. De esta forma, los astrónomos son capaces de analizar y comprender mejor la geografía de Marte.