Un estudio reciente sugiere que limitar el consumo de azúcar en los primeros años de vida podría tener un efecto sorprendentemente duradero: proteger el corazón hasta la edad adulta.
Investigadores del British Medical Journal (BMJ) descubrieron que las personas que tuvieron una ingesta reducida de azúcar durante el embarazo y los dos primeros años de vida presentaron hasta un 31 % menos de riesgo de sufrir enfermedades cardíacas graves, como infartos o accidentes cerebrovasculares.
🧬 Un hallazgo con raíces históricas
El equipo analizó datos del racionamiento de azúcar en el Reino Unido durante la Segunda Guerra Mundial, cuando las asignaciones diarias no superaban los 40 gramos por persona, y los bebés menores de dos años no recibían azúcar añadido en su dieta.
A partir de información del Biobanco del Reino Unido, que incluyó 63,433 personas nacidas entre 1951 y 1956, los investigadores compararon los historiales médicos de quienes estuvieron expuestos al racionamiento con aquellos que crecieron sin restricciones.
Los resultados fueron contundentes:
- 🩺 20 % menos riesgo de enfermedad cardíaca.
- ❤️ 25 % menos riesgo de infarto.
- 💓 26 % menos riesgo de insuficiencia cardíaca.
- ⚡ 24 % menos riesgo de fibrilación auricular.
- 🧠 31 % menos riesgo de accidente cerebrovascular.
- ⚰️ 27 % menos riesgo de muerte cardiovascular.
Además, las personas con restricción temprana de azúcar vivieron hasta dos años y medio más sin problemas cardíacos en comparación con quienes no pasaron por esa etapa.
🍼 Los primeros mil días, una ventana decisiva
Los investigadores, de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong y la Facultad de Medicina de Boston, señalan que los primeros 1,000 días tras la concepción son cruciales para moldear la salud futura:
“La nutrición en la primera infancia determina el riesgo cardiometabólico a lo largo de la vida. Muchos bebés consumen azúcares añadidos en exceso a través de la dieta materna, la fórmula o los primeros alimentos sólidos”, concluyen los autores.
🍭 Una lección para el presente
Aunque el estudio se basa en un contexto histórico, sus conclusiones son más actuales que nunca. En una era donde los bebés y niños pequeños están expuestos a altos niveles de azúcar, los expertos advierten que moderar su consumo desde el inicio de la vida podría ser una de las formas más efectivas de prevenir enfermedades cardíacas en la adultez.












