El primer encuentro entre la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, y el mandatario estadounidense, Donald Trump, se concretó al fin tras más de diez meses de desencuentros diplomáticos, tensiones arancelarias y choques en materia migratoria y de seguridad. El cara a cara se realizó el viernes en un escenario inusual: una gala del sorteo del Mundial 2026 en el Kennedy Center de Washington, y no en la Casa Blanca, como dicta la tradición.
A la reunión también asistió el primer ministro de Canadá, Mark Carney, en un encuentro que, de acuerdo con diplomáticos en retiro, resultó “importante” por la profunda interdependencia económica entre los tres países, especialmente frente a la próxima revisión del T-MEC, acuerdo que Washington ha amagado con frenar.
Un encuentro pospuesto por meses
El encuentro Sheinbaum–Trump había intentado concretarse desde junio, durante la cumbre del G-7 en Canadá, pero el entonces recién llegado presidente estadounidense abandonó el foro por las tensiones en Medio Oriente.
Desde entonces, ambos gobiernos sostuvieron intercambios telefónicos —14, según Trump y el secretario de Estado, Marco Rubio; 10, según el registro oficial mexicano—, pero no un diálogo directo.
Trump presume reunión “muy productiva”
En la alfombra roja de los Kennedy Center Honors, Trump confirmó el breve pero significativo diálogo trilateral:
“Sí, nos reunimos con el primer ministro de Canadá y la presidenta de México, y hablamos durante media hora. Muy bien, muy productivo; hablamos principalmente de comercio”, afirmó el mandatario.
Fuentes consultadas señalaron que, además de temas vinculados al Mundial 2026, los líderes coincidieron en reforzar la cooperación económica y comercial, aunque la conversación no se centró exclusivamente en el T-MEC. En el primer semestre de 2024, el intercambio comercial trilateral alcanzó los 415 mil millones de dólares.
Diplomáticos: Sheinbaum estuvo “a la altura del momento”
El embajador en retiro Sergio Romero Cuevas subrayó la relevancia del primer contacto presencial entre los tres mandatarios, particularmente de cara a la revisión del tratado comercial:
“Vi muy bien a la Presidenta; me parece que estuvo a la altura del momento”.
También advirtió que la relación México–Estados Unidos enfrenta tensiones adicionales derivadas de posturas divergentes en temas internacionales, como el genocidio en Gaza y la posible intervención estadounidense en Venezuela.
Por su parte, el también embajador en retiro Héctor Cárdenas Rodríguez consideró que el encuentro debió darse antes, dada la relevancia bilateral, y confió en que próximamente haya una reunión formal para abordar temas fundamentales.
Además, recomendó leer con cautela las declaraciones de Trump:
“Estamos ante un presidente que no termina de definir lo que realmente quiere, no sólo en el caso de México, sino de su relación con el mundo”.
Meses de tensión y algunos avances
Desde que Trump regresó a la Casa Blanca, el 20 de enero, la relación con México ha estado marcada por aranceles, políticas antimigratorias más estrictas, demandas en materia de seguridad, bloqueos a conexiones aéreas, y el cierre de la frontera al ganado mexicano por el gusano barrenador.
Pese a ello, ambos gobiernos han logrado ciertos acuerdos:
- un entendimiento bilateral en seguridad,
- una reducción del 50 % en el tráfico de fentanilo hacia Estados Unidos, y
- un descenso del 80 % en el cruce irregular de migrantes.
Un primer paso en medio de un panorama complejo
El encuentro trilateral, aunque breve y en un escenario deportivo, fue calificado como un avance diplomático necesario. Con la revisión del T-MEC en puerta y una agenda binacional cargada de tensiones, Sheinbaum y Trump iniciaron finalmente un diálogo directo que, según diplomáticos, podría ser clave para encauzar una relación estratégica que enfrenta uno de sus momentos más delicados.












