El gobernante de 69 años era el único candidato al cargo y recibió el respaldo total del órgano legislativo, convirtiéndose en el líder más poderoso de China en décadas.
Xi Jinping obtuvo este viernes 10 marzo 2023 un histórico tercer mandato como presidente de China tras una votación formal del órgano legislativo del país, que ratifica su condición de líder más poderoso en décadas.
El resultado de la votación de los diputados, fue inapelable: 2.952 votos a favor, cero en contra y ninguna abstención.
No era un resultado inesperado dado que el parlamento está en la práctica subyugado al Partido Comunista (PCCh), que en octubre ya lo reeligió por otros cinco años como secretario general y jefe del ejército, los dos cargos de más poder en el país.
Único candidato al cargo, el dirigente de 69 años recibió un nuevo mandato como jefe de Estado, cargo que ostenta desde 2013.
Los últimos meses fueron complicados para Xi, con grandes manifestaciones a finales de noviembre contra su política de “covid cero” y una ola de muertes tras el abandono de esta estrategia en diciembre.
Estas cuestiones sensibles se esquivaron durante la sesión anual del Parlamento, un evento cuidadosamente coreografiado en el que Li Qiang, aliado de Xi, deberá reemplazar como primer ministro a Li Keqiang.
Política “de contención”
La Asamblea Popular Nacional (APN) reunida en Pekín también debe elegir formalmente un nuevo vicepresidente que sustituya a Wang Qishan.
Los diputados se concentraron en estas jornadas en un proyecto de reforma institucional que pretende reforzar al Ministerio de Ciencia y Tecnología y las capacidades de China en el sector digital.
Xi estableció como prioritario desarrollar estos sectores en busca de una autosuficiencia de China ante lo que Pekín contempla como una política “de contención” de Occidente para entrabar su desarrollo.
La sesión anual de la APN fue también la ocasión de anunciar un objetivo de crecimiento modesto de “alrededor del 5%” en 2023 y un aumento del presupuesto militar.
La reelección formal de Xi como jefe de Estado encumbra el notable ascenso político de un responsable político antaño poco conocido para el gran público, que se ha convertido en el dirigente chino más poderoso en décadas.