¿Pueden los perros aprender a hablar? La ciencia responde
A primera vista, la idea de que los perros puedan hablar suena más a fantasía de película que a una hipótesis científica. Sin embargo, un grupo de investigadores del laboratorio BARKS de la Universidad Eötvös Loránd en Hungría se ha tomado esta pregunta muy en serio y ha analizado si existe una base biológica real que permita a los canes emitir sonidos similares al habla humana.
El estudio, publicado en la revista Biologia Futura, revisa desde perspectivas anatómicas, cognitivas y evolutivas qué tan cerca (o lejos) están los perros de poder comunicarse verbalmente.
🧠 La ciencia detrás del “guau”
Según los investigadores, los perros poseen una sorprendente flexibilidad vocal, capaz de generar una amplia variedad de frecuencias formantes, algo que en teoría podría acercarlos a producir sonidos más parecidos al habla. Sin embargo, su aparato fonador es muy diferente al humano, lo que hace casi imposible que formen palabras articuladas.
Más allá de la anatomía, los perros ya demuestran habilidades comunicativas avanzadas. Pueden reconocer palabras, tonos, idiomas e incluso a personas solo por su voz. Este nivel de comprensión auditiva revela que su cerebro procesa el lenguaje humano de forma más compleja de lo que se pensaba.
🐾 Lo que la evolución no necesitó
Entonces, ¿por qué los perros no hablan si podrían acercarse a ello?
La clave está en la motivación evolutiva. A diferencia de los humanos, los perros no necesitan palabras para coordinar acciones o expresar emociones. Su comunicación no verbal —miradas, movimientos de cola, posturas o tonos— es tan eficiente que la evolución no tuvo razón para desarrollar el habla en ellos.
Los expertos incluso advierten sobre el riesgo de intentar que un perro hable mediante manipulación genética o tecnológica. Podría alterar el vínculo emocional entre humanos y animales e incluso generar el llamado “valle inquietante”: esa sensación extraña cuando algo no humano parece demasiado humano.
🔬 Más allá de la ficción
Para los científicos húngaros, el verdadero valor del estudio no está en hacer hablar a los perros, sino en entender mejor cómo surgió el lenguaje humano. Al estudiar la cognición y la vocalización de los canes, se pueden descubrir pistas sobre los primeros pasos que llevó a nuestra especie a desarrollar el habla.
Además, los hallazgos podrían aplicarse en campos emergentes como la etorobótica, donde se busca mejorar la comunicación entre humanos, animales y robots.
En resumen, los perros podrían tener cierta flexibilidad vocal y comprensión auditiva que, en teoría, los acerca al habla. Pero carecen de una razón evolutiva para desarrollarla.
Como concluyen los investigadores:
“Entenderse no siempre requiere palabras. A veces, basta con escuchar de la manera adecuada”.